En el año 1963 se firmó el pacto entre Chrysler y Barreiros Diésel que se convertiría en realidad en junio de 1964. La empresa norteamericana compra el 35% de la española por una cantidad de 18 millones de dólares. Al poco tiempo aumenta otro 5% por 2 millones más.

Este movimiento por parte de Barreiros se enmarca en una situación de necesidad extrema de financiación.

A pesar de que el acuerdo contaba con una serie de «compras atadas» (adquisiciones forzadas de vehículos descatalogados) y compras de patentes, Eduardo Barreiros solo vio en el acuerdo la solución a sus urgentes necesidades financieras y la posibilidad de ampliar la oferta con turismos de clase media y alta.

Explosión de ventas y facturación

La inversión realizada por Chrysler fue enorme (más de 1000 millones de pesetas) consiguiendo, en los años posteriores, unas ventas desconocidas hasta entonces, llegando a facturar más de 7000 millones de pesetas.

En el año 1965 se venden los primeros Dodge y al año siguiente los Simca, más modestos.

Este es el periodo de máxima expansión de la empresa, y cuando Eduardo Barreiros tiene mayor reconocimiento tanto nacional como internacional, recibe la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, el New York Times le dedica un reportaje (destacándole como uno de los seis empresarios no americanos más importantes del mundo) y en Business Week se le llamó «el rey Midas español».

Se crearon nuevas fábricas para la producción del Simca 1000 y el Dodge Dart. Las instalaciones llegaron a ocupar más de dos millones de metros cuadrados.

En cuanto al personal, la plantilla dedicada a este ámbito superó las 12.000 personas, teniendo 25.000 empreados totales, sumando todas las empresas del grupo.

Las exportaciones de estos modelos llegaron a 27 países.

Comienzan los problemas

Aunque de cara al público se escenificaba una excelente relación, internamente las cosas no funcionaban como era de esperar ente Barreiros y la empresa norteamericana. Tenían criterios distintos en cuanto a los objetivos.

Cuando en 1967 las ventas cayeron, supuso el inicio de los problemas que llevaron a Eduardo Barreiros a perder su propia empresa.

Sólo el Grupo Chrysler podía hacer frente a la necesidad de financiación, Eduardo tuvo que dejar que los americanos aumentaran su participación del 40% al 77%, perdiendo así el control de la empresa.

Chrysler redujo drásticamente las inversiones en vehículos industriales y buscó reforzar la penetración de sus turismos. Los americanos habían prometido a Barreiros poder utilizar toda la red mundial de Chrysler y Simca con la asistencia técnica precisa, pero esto nunca fue así.

El bloqueo económico que estableció Estados Unidos a distintos países del América del Sur, principal mercado de exportación de Barreiros, obligó al empresario español al cese de esta actividad y de este modo, todo el esfuerzo del empresario pasó a ser aprovechado por Chrysler para adquirir un 97,53% del capital y Barreiros se convirtió en una filial de Chrysler Europe, y poco después la fábrica de Villaverde pasó a denominarse Chrysler España S.A., aunque se mantuvo el nombre comercial de Barreiros durante bastantes años en los productos industriales. En 1968 Eduardo Barreiros recibió el prestigioso Premio Internacional Dag Hammarskjöld al mérito industrial y continuó como Presidente de Honor de la Compañía hasta 1969. A partir de ese momento los hermanos Barreiros se separaron profesionalmente, iniciando cada uno de ellos una nueva etapa.

Barreiros sin Barreiros

En 1971, la calidad del trabajo de la división zaragozana (encargada sobre todo del carrozado de autobuses y autocares) llama la atención de la compañía carrocera belga Van Hool, convirtiéndose en el nuevo dueño de las instalaciones.

Durante la década de los años 1970 debido a la mala situación financiera de la matriz norteamericana, provocó la venta de sus filiales europeas al Grupo PSA. La venta se produjo por la simbólica cifra de 1 dólar en 1978.

Posteriormente todos los modelos Chrysler/Simca pasaron a ser Talbot. En Villaverde se siguieron fabricando los modelos Talbot lanzados bajo el mando de PSA, como el Talbot Solara o el Talbot Samba. Entre 1982 y 1983 sufre modificaciones parte de la fábrica y se fabrican los primeros vehículos Peugeot (Peugeot 205) y Citroën (Citroën LNA).

En 1981, el grupo PSA y el Grupo Renault Vehículos Industriales (RVI) crean la Sociedad HISPAVINSA (Hispano Francesa de Vehículos Industriales, S.A.), a la cual ceden tanto la actividad como los medios del Centro dedicado a los vehículos industriales. En 1983 Renault Vehículos Industriales controla totalmente Hispavinsa.